viernes, 25 de mayo de 2012

El documental como estrategia educativa.




Antiguamente el cine solo se utilizaba como objetivo de entretenimiento y de ocio. Pero con el 
paso del tiempo se ha comenzado a utilizar como el arte, como una forma de expresión. En la actualidad solo se necesita tener un pequeño equipo para expresar mediante imágenes lo que uno quiere mostrar a los demás.


En este documental mediante ejemplo que se van mostrando poco a poco las utilidades que se le ha ido dando a la grabación de imágenes:
  • “La caméra stylo”, de Alexandre Astruc (1948).
  • El uso de la entrevista en “Le chagrín et la pitié”, de Marc Ferro (1973).
  • “El tren cinematográfico”, de Aleksandr Medvedkin (1978).
  • “Raíces del documental: Jean Vigo, Luis Buñuel y Maya Deren”, de Mercé Ibarz (1996).
  • “Los espogadores y la espigadora”, de Agnés Varda (2000).
  • “Man of Aran”, de José Luis Sánchez Noriega (2002).
  • “Con el optimismo de la voluntad”, de Llorenç Soler (2004).
  • “¡No pienses!”, de Ramon Millá (2004).
  • “El documental falso”, de Antonio Weinrichter (2005).
  • “Riesgos y abusos de la momoria”, de Vicente Sánchez-Biosca (2006).
  • “Las posibilidades didácticas del documental”, de AulaMèdia (2007).


En cada uno de estos ejemplos, se muestra una utilidad que con el paso de los tiempo se le ha ido dando al documental, como es que las personas que se ven grabadas con los fallos que comenten, los rectifiquen para una mejora en la organización de muchos trabajos; mostrar la pobreza de las calles y de cómo esto se rechaza. De cómo hay personas que se juegan la vida por traer un trozo de pan a sus familias, o de cómo la política utiliza este medio como coacción o como manipulación al resto de la sociedad. También puede ser utilizado como intervención social, o como se ha utilizado y se sigue utilizando, como telebasura, o como una herramienta de crítica hacia aspectos de la sociedad, de cómo por parte del poder son manipuladas las imágenes. Y por último de que es una buena forma de comunicación para la transmisión de las realidades en toda su variedad.


Desde mi punto de vista, el documental es una forma, al igual que el arte, de expresar lo que uno piensa y siente y como una forma de reivindicación. Pero también tengo que decir, que en la mayoría de los casos esto se utiliza como ocio y entretenimiento, y antiguamente, en ellos lo que se mostraba eran muchos estereotipos y prejuicios, aquellos que eran inculcados en la sociedad como algo que no podía ser, desde el machismo, hasta el racismo por ejemplo, en las películas de dibujos, como son las de Disney, se muestra un estereotipo de mujer con unos cánones que deben de seguir y de respetar por el simple hecho de ser mujeres.

Opino que en los centros educativos, se debería de enseñar el cómo analizar documentales, puesto que estos de forma subliminal son capaces de cambiar los principios de las personas sin estas darse cuenta. No nos damos cuenta de esto hasta que alguien nos lo hace ver y en la mayoría de los casos los prejuicios y estereotipos que tenemos son infundados por este tipo de recurso, ya sea por una película, por entrevistas o por lo que se nos muestra en la televisión, que como bien se dice en el texto, en la mayoría de los casos estas imágenes son manipuladas por los medios políticos, para mostrar lo que ellos realmente quieren que nosotros pensemos.  

Desde mi punto de vista, creo que actualmente la forma más fuerte y directa de influir en la sociedad es mediante este recurso, que como pasó con el arte en muchos casos ha sido censurado por razones políticas. Además que las personas y me incluyo, tenemos tendencia a hacer caso de que lo se nos muestra en la televisión, y no nos damos cuenta de que en la mayoría de los casos esta maquillado y modificado para manejarnos y manipularnos a su antojo. Considero que nos fiamos mucho de este tipo de comunicación puesto que como se ha dicho antes “Vale más una imagen que mil palabras”, y por ello manipulando estas imágenes son capaces de manipularnos a nosotros.





Breu, Ramón. (2010): El documental como estrategia educativa. De Flaherty a Michael Moore. Barcelona, Graó.  175-206

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