En este texto se muestran dos formas de hablar del espacio público: como discurso y como lugar.
1. El espacio público como DISCURSO
Hay muchas definiciones que a lo largo de los años se ha ido
dando al concepto de espacio público. Siendo este utilizado en los discursos
políticos con respecto al tema de ciudadanía y a la realización de principios
igualitaristas. Una de las definiciones que se ha ido a las décadas de este
concepto ha sido la de espacio público como áreas de una ciudad a las que todas
las personas tienen acceso.
Desde la filosofía política, otra línea de definiciones que
se ha ido creando ha sido la de espacio público visto desde un punto de esfera
pública o reunión de personas particulares que fiscalizan el ejercicio del
poder y se pronuncian sobre asuntos concernientes a la vida en común, es decir,
el espacio público como categoría política, el cual está dividido en dos
partes; por un lado la mano de la oposición entre polis y oikos, y por otro
lado, la reflexión sobre el proceso que lleva un creciente recorte
racionalizado de la dominación política implicando con esto la censura moral y
la igualdad ante la ley.
Pero cabe señalar que ninguna de las definiciones que se
mostraban en el texto de este autor, es por sí misma la que está actualmente
vigente. En la mayoría de los casos antiguamente se utilizaba colla, escenario
etc.. En vez de espacio público. La definición actual es más o menos para la
distinción entre lo público y lo privado, es decir que se limita a identificar
lo público como espacio de visibilidad generalizada, en la que los que estén
presentes formaran una sociedad.
Es decir tanto la ciudadanía como el espacio público son
considerados como una especie de tapaderas del discurso político, una forma de
tapadera de la jerarquización de los valores. Haciendo de esto un control, para
así poder llegar a ser influentes, es decir, para que la minoría dominante sea
capaz de lograr inculcar lo que ellos quieren ocultando principalmente entre
valores que supuestamente son universales. Cabe señalar que como según llamaba
Foucoult “modalidad pastoral del poder”, que se inspiraba en el modelo “ágora”,
se afirma que se inspiran en el discurso del espacio público, en el que el
poder se ejercía sobre un rebaño haciendo que el jefe calmara las rebeldías de
la ciudad y hacer que prevaleciera sin conflictos.
2. Espacio público como LUGAR
Esta es vista como
una categoría política, algo físico y tocable para la sociedad. Es un lugar
donde los sistemas políticos ven o hacen que ven confirmada la verdad de la
naturaleza igualitaria, es decir, un lugar donde se ejercen los derecho de
expresión y reunión, como si los ciudadanos a través de esto tuvieran una forma
de control sobre los poderes y el lugar desde donde esos poderes pueden ser cuestionados
sobre lo que afecta a todo el mundo.
Es la extensión material de lo que realmente es la ideología,
en la que se enmascaran las relaciones sociales reales.
Los espacios públicas materializados se convierten en un
escenario de comunicación, donde los niños juegan, donde se establecen nuevas
comunicaciones.
REFLEXIÓN:
Los espacios públicos como hemos visto en el texto, son
lugares en los que se supone que la sociedad se reúne para tratar los temas
comunes que existen, son lugares de libertad, es la distinción entre público y
privado. Pero esto no es así, puesto que hoy en día las personas estemos donde
estemos siempre estamos subordinados a lo privado. Cuando una persona está en
un lugar considerado “espacio público” tiene que seguir unas normas, unas
costumbres y ejercer un rol, por lo tanto ya no es un espacio público donde
podemos “hacer lo que queramos” o “hablar sobre lo que queramos” porque siempre
estamos en constante alerta sobre que ocurre a nuestro alrededor, quien puede
vernos u oírnos. Estamos siendo constantemente vigilados y subordinados al
Estado, a los altos cargos porque supuestamente la política es la que regula la
vida para que exista orden en ella.
Los espacios públicos por lo tanto, hoy en día, son lugares
por los que todo el mundo transita, pero en la actualidad, sobre todo en las
grandes ciudades, ya no son utilizados para interactuar, para jugar, para “pasar
el rato”, porque ya no son espacios nuestros, sino espacios vinculados a la
dominación política, al orden y a la vigilancia. En definitiva, se ha perdido
la niñez y el uso en las calles.
Texto: Delgado, Manuel. (2011): El espacio público como ideología. Madrid, La Catarata. pp. 15-40
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